En diciembre 2018, la ONU convocó una conferencia en Marrakech para adoptar formalmente un pacto que busca hacer la migración más segura y digna para todos. El texto del acuerdo, cuyo nombre oficial es Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, fue acordado por todos los Estados miembros de la ONU, con la excepción de Estados Unidos, en julio en la Asamblea General.
Desde entonces, varios países se han desvinculado del texto a pesar de que no es legalmente vinculante y respeta la soberanía de los Estados para gestionar sus fronteras y sus políticas migratorias. El documento reconoce que, para aprovechar los beneficios de la inmigración y mitigar los riesgos y los retos que conlleva, hace falta mejorar la colaboración entre países.
Con más de 68 millones de personas que se han visto forzadas a desplazarse, los migrantes y refugiados recientemente han ocupado titulares en todo el mundo: desde la crisis de refugiados en Europa, la situación en Venezuela, y las caravanas de migrantes que viajan de Centroamérica a la frontera sur de Estados Unidos.
El Pacto Mundial sobre Migración, acordado el pasado 13 de julio, es el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los inmigrantes indocumentados.
Se trata del primer intento para gestionar los flujos migratorios de forma integral y a escala internacional. El pacto se estructura en torno a 23 grandes objetivos para la migración segura, ordenada y regular
El acuerdo no es vinculante y deja claro que cada Estado es soberano para determinar sus propias políticas en este ámbito. Es un marco para cooperar y lograr los objetivos que los propios países acordaron dos años antes en la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes.
El anterior presidente de la Asamblea General Miroslav Lajčák destacó, en julio, que el pacto “no incentiva la migración y no trata de impedirla”.
El documento “no dicta, no impone y respecta totalmente la soberanía de los Estados”, puede proporcionar “una nueva plataforma de cooperación” y es un recurso para “encontrar el equilibrio entre los derechos de las personas y la soberanía de los Estados”. Poner en marcha el pacto, explicó, supone cambiar “del modo reactivo al proactivo”.
Los Estados se comprometen también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter "exclusivamente humanitario".
Además, los Gobiernos prometen garantizar un regreso "seguro y digno" a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un "riesgo real y previsible" de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.
Hasta ahora, Estados Unidos, Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana se han desmarcado. Algunos han argumentado que es incompatible con su soberanía o que podría tener un efecto de incitación de la inmigración ilegal.
Los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones muestran que en lo que va de año 3,341 personas han muerto o desaparecido en las rutas migratorias de todo el mundo, la mayoría en el Mediterráneo, donde 2133 personas se han ahogado intentando cruzar para alcanzar las costas europeas.
Entonces, ¿cómo se puede regular la migración para que funcione para todos? El Pacto Mundial de Migración está precisamente diseñado para ello, con medidas nacionales, regionales e internacionales. “No hay duda de que veremos una mejora en la recogida de los beneficios de la migración y, lo que es muy importante, una reducción de los aspectos negativos como la migración irregular, la gente moviéndose de forma caótica y peligrosa”, dice la representante especial.
Es cierto que la migración no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años, el número de migrantes ha crecido mucho y se prevé que siga haciéndolo.
“Hoy el 3,4% de la población es migrante. En el año 2000 era un 2,7%”, dijo. “Es un fenómeno que hasta ahora ha aumentado. ¿Seguirá creciendo? Si miramos a la demografía y otros factores, como el cambio climático, sí, se espera que veamos a más gente en tránsito”.