AMNESTY INTERNACIONAL

Las mujeres sufren discriminación, ya sea institucionalizada por ley o en la práctica, incluso en países con leyes que garantizan la igualdad.  

La violencia contra las mujeres y niñas en todas sus formas –violencia sexual, maltrato, mutilación genital, muertes violentas, acoso en redes sociales– es la violación de derechos humanos más intensa y transversal, está en todos los países, culturas y clases sociales. La trata con fines de explotación sexual afecta especialmente a mujeres y niñas, que caen en esas redes mediante engaño, coacción o violencia. Los derechos sexuales y reproductivos también están amenazados, pues se impide a mujeres y niñas decidir sobre su cuerpo y se las castiga si lo hacen. Los conflictos armados y el auge del extremismo violento las exponen a graves abusos, como violación, secuestro y esclavitud sexual, y corren especial peligro cuando se ven forzadas a abandonar su hogar, convirtiéndose en desplazadas o refugiadas.  

La falta de acceso en igualdad a la participación en la vida pública y política hace más difícil que las voces de las mujeres sean escuchadas, y cuando se atreven a defender sus derechos son perseguidas, amenazadas, agredidas e incluso pagan con su vida. La impunidad sigue siendo la norma cuando se trata de abusos cometidos contra los derechos de las mujeres y las niñas

 

En breve, publicaciones de diferentes países, elaborados a partir de los informes de Amnesty internacional.

 

 

Igualdad y no discriminación

 

Negar la igualdad de derechos a las mujeres limita su autonomía y poder de decisión, su acceso a la justicia, a la educación, a la salud y a los recursos económicos. La discriminación de género pretende convertir a las mujeres en ciudadanas de segunda. En Irán las mujeres no pueden acceder a ciertos empleos o estudios ni asistir a actos deportivos, se les impone un código de vestimenta estricto y su testimonio en un juicio vale la mitad.

 

Además, la discriminación de las mujeres se multiplica si tienen una discapacidad, pertenecen a una etnia o profesan una religión determinada. En Canadá, la policía admitió que 1.017 mujeres y niñas indígenas habían sido asesinadas entre 1980 y 2012, una tasa cuatro veces superior a la del resto de mujeres.

Libertad de expresión

Buscar, recibir y difundir información e ideas mediante la palabra, el arte o incluso la forma de vestir es un derecho humano, pero muchas mujeres son perseguidas y agredidas por exigir sus derechos y alzar la voz contra la injusticia.

Y aunque también es uno de los derechos humanos expresar el poder expresar la propia orientación sexual y la identidad de género, unos 80 países penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo y muchos otros no protegen a las personas gays, lesbianas o transgénero de los crímenes contra ellas. Ekaterina Khomenko apareció degollada en San Petersburgo, Rusia, en 2014. Era lesbiana y daba clases de tango a parejas del mismo sexo.  

Derechos reproductivos

En igualdad de condiciones, todas las personas tienen derecho a decidir sobre su salud sexual y reproductiva, pero los gobiernos controlan la sexualidad de mujeres y niñas y permiten que otros lo hagan. Las mujeres no son criminales por someterse a un aborto pero, en Irlanda, donde el aborto solo es legal si está en riesgo la vida de la mujer, pueden ser condenadas a 14 años de cárcel y, en El Salvador, donde se prohíbe abortar en todos los casos, pueden ser encarceladas hasta 50 años.

Los derechos sexuales de las niñas y adolescentes están por encima de las tradiciones y religiones, pero tres millones de niñas en el mundo corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina cada año y en Europa son 180.000. Los matrimonios forzados y precoces son otra violación de los derechos humanos: 100 millones de niñas en el mundo se habrán casado antes de 2021.