América Latina

América Latina ha promovido durante largo tiempo un enfoque de guerra a las drogas. Sin embargo, los enormes niveles de violencia, así como otros daños sociales y de salud relacionados con el control represivo de las drogas han llevado a varios países de la región a llamar a un debate sobre políticas de drogas en la región. Uruguay ha dado un paso adelante regulando y legalizando sus mercados de cannabis.

 

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Situación en materia de drogas

Producción

Latinoamérica produce varias de las substancias ilícitas que se consumen globalmente, siendo la región andina la principal productora de coca del mundo y la primera suministradora de productos de cocaína. Según las Naciones Unidas, durante los últimos años, el cultivo de coca se ha incrementado en Colombia y en Perú del 3 al 5 por ciento respectivamente, mientras que en Bolivia el cultivo ha disminuido en un 12 por ciento. La amapola (de donde se produce el opio y la heroína) es principalmente producida en Asia, sin embargo también crece y se produce en pequeña escala en México, Guatemala, Colombia y Perú.

 

La producción de Colombia y Perú es relativamente insignificante. La producción en México y Guatemala se ha incrementado en los últimos años a pesar de los niveles todavía escasos en comparación con lo que se produce en Asia. Según el Informe Mundial sobre Drogas, los principales productores de cannabis en América Latina son México, Bolivia, Colombia y Paraguay. Nuevas evidencias muestran que la producción de estimulantes de tipo anfetamínico se está incrementando a lo largo de toda la región. Desde 2007, la manufactura de metanfetamina en México parece haber crecido significativamente. (Ver el Informe Mundial sobre Drogas)

Tráfico

Las rutas de tráfico de cocaína producida en países de la región andina entran a Estados Unidos y a Canadá vía México, Centroamérica y El Caribe. La atención se ha vuelto recientemente hacia Centroamérica como ya que varias fuentes informan de que alrededor del 80 por ciento de cocaína hacia Estados Unidos ahora pasa a través del istmo. El incremento del tráfico por tierra (debido al desplome de las rutas del Caribe) ha resultado en mayores trastornos sociales, económicos y políticos en Centro América. Las rutas de tráfico hacia Europa son tanto de paso directo como de paso a través de países vecinos. Debido a su proximidad, las rutas europeas a menudo incluyen el transbordo en África Occidental.

 

 

En años recientes, África Occidental ha crecido en importancia, con traficantes llevando a cabo centros de transbordo en los que la cocaína de la región andina se mueve hacia Europa Occidental o se almacena para venta posterior. El tráfico de cannabis es principalmente regional y el cultivo doméstico se ha incrementado en la última década (Ver informe Mundial sobre drogas 2012).

 


MAPA DE PRODUCCION Y TRÁFICO DE DROGAS EN SUDAMÉRICA


Políticas de drogas regionales

 

Históricamente, las políticas de drogas regionales han sido dictadas e impuestas por los Estados Unidos, particularmente en la región andina y en México, y se han enfocado en la prohibición, la militarización y la obstaculización de los flujos de tránsito.La criminalización de los productores, la erradicación de cultivos y las elevadas tasas de fuerzas del orden, fueron la norma regional, con asistencia proveída por los Estados Unidos.

 


Sin embargo, los países latinoamericanos han empezado a tomar el control a nivel nacional y regional, experimentando con nuevas formas de abordar el tema y sirviéndose de agencias multilaterales como una manera de generar cambios. En la Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia, en Abril de 2012, los presidentes de la región, liderados por el colombiano Juan Manuel Santos, encargaron a la Organización de Estados Americanos (OEA) llevar a cabo una revisión de la efectividad de las actuales políticas de fiscalización de drogas y explorar enfoques alternativos. La petición  activó el creciente reconocimiento a lo largo América Latina de que las presentes políticas de drogas han fracasado a la hora de lograr los objetivos deseados, de que los países de la región han pagado un alto precio implementando estas políticas, y la necesidad de situar como una prioridad la reducción de los inaceptables niveles de violencia. La demanda de un estudio de la OEA refleja la creciente independencia regional con respecto a la política de Estados Unidos y la decadencia de la influencia del país del norte en la región.

 

Cumpliendo con este mandato, la OEA produjo un informe analítico, “El problema de las drogas en las Américas” y un estudio de escenarios complementario. El informe de la OEA ofrece varias políticas de drogas alternativas que podrían ser consideradas por los estados miembros, incluyendo la descriminalización del consumo, los mercados de cannabis regulados y la reforma nacional e internacional de las leyes sobre drogas (apuntando así la posibilidad de la reforma de las convenciones internacionales sobre drogas).


En la Asamblea General de la OEA de Guatemala, celebrada en Junio de 2013, la política de drogas fue escogida para ser el debate temático. La declaración acordada al final del encuentro « Por una política integral frente al problema mundial de las drogas en las Américas » llama a los países a iniciar un proceso multilateral de consulta en una gran variedad de foros nacionales y regionales, teniendo en cuenta la reciente publicación de los estudios sobre políticas de drogas de la OEA y los resultados del encuentro de la Asamblea General.

 

 


Reducción de la oferta

Las medidas de reducción de la oferta enfocadas en la erradicación forzada de cultivos han tratado a los agricultores de subsistencia como criminales y han conducido a un incremento de la pobreza, la inseguridad alimentaria, el desplazamiento forzado, violaciones de derechos humanos, violencia, inestabilidad política y daños medioambientales, sin reducir la cantidad de granos para el mercado ilícito que se producen en la región.

Mientras que Colombia y Perú han mantenido un enfoque sobre erradicación forzada de cultivos, el gobierno boliviano ha adoptado un enfoque diferente que está enseñando múltiples resultados positivos.

La estrategia de reducción cooperativa de coca permite a cada campesino cultivar un « cato » de coca (alrededor de 1600 metros cuadrados) en la región de cultivadores de coca de Chapare ; sin embargo, culquier cultivo de coca por encima de esta media es sujeto de erradicación. Se está implementando una estrategia elaborada de monitoreo de hoja de coca que permite al gobierno monitorear la coca desde su cultivo inicial a su transporte y venta. La Unión Europea ha proveído un apoyo financiero sustancial para el Programa de Apoyo al Control Social para la Producción de Hoja de Coca.  El enfoque de Bolivia refleja a algunos donantes como la Cooperación Técnica Alemana (GIZ) : un enfoque de medios de vida alternativos, que se basa en mejorar las vidas de los campesinos pobres ofreciento fuentes alternativas de ingresos y mejoras generales a su calidad de vidad, previamente a las reducciones de los cultivos desviados a los mercados ilícitos.


Sistema de justicia criminal

El sistema de justicia criminal en América Latina relacionado con las penas de drogas, por producción, tráfico y uso, continúa adoleciendo de recursos básicos y ha resultado en el mayor debilitamiento de las ya débiles instituciones en la región. Un tema prioritario es la falta de proporcionalidad en las sentencias por temas relacionados con drogas, ya que las líneas fronterizas entre posesión para uso personal y tráfico de drogas, son borrosas o no existen. Además, hay una falta de jerarquía para penas de drogas, el rango o la posición en las redes de tráfico de la persona acusada, falta de distinción entre delitos violentos y no violentos o distinción entre diferentes tipos de drogas

 

 

Las penas duras de drogas han conducido a una masiva sobrepoblación carcelaria, condiciones inhumanas y violencia en las prisiones de América Latina. Condiciones inhumanas y una seguridad ineficiente en las prisiones han resultado en incendios y masacres, incluido el incendio de Febrero de 2012 en Honduras que mató a 350 internos, y la masacre en México en el mismo mes que resultó en la muerte de 44 reclusos y la fuga de 36 miembros del crimen organizado. En la práctica, las bandas gestionan varias prisiones en América Latina, con guardias sirviendo como seguridad tangencial y para transportar a los prisioneros a la corte. Las cortes de drogas están siendo hoy consideradas por los gobiernos de la región (y ya son una práctica en Chile), en particular en México, para referir a personas dependientes hacia programas de tratamiento. Sin embargo la evidencia sobre las cortes de drogas muestra que tales mecanismos pueden tener un impacto negativo en los usuarios de drogas, en particular conduciendo a la criminalización de los usuarios, suspendiendo sus derechos al debido proceso y dejando el acceso a a programas de tratamiento sobre drogas en manos de las cortes, en vez de abordando la dependencia de drogas desde una enfoque de salud