Durante los últimos años, las fuerzas de seguridad han basado su estrategia antiterrorista en el despliegue de una serie de mecanismos de detección: confidentes, infiltraciones en centros de culto, escuchas telefónicas, monitorización de foros yihadistas.
Estos mecanismos funcionan con tramas terroristas integradas por individuos que ya están fichados por la policía. Pero ninguno de los perpetradores de los últimos hechos ocurridos en Niza, Bruselas, o Wurzburgo, lo estaban. Ni siquiera eran sospechosos de simpatías yihadistas. Tampoco habían viajado a zonas de conflicto. Para los servicios antiterroristas, no eran sujetos de interés. No existían.
“Su naturaleza aislada hace muy difícil que las fuerzas de seguridad puedan recopilar información sobre ellos y sus maléficas intenciones”,
19 de julio del 2016
Alemania sufrió otro ataque terrorista. n joven afgano de 17 años entró en un tren en la localidad sureña de Wurzburgo, en el estado de Baviera, y agredió salvajemente a cuatro pasajeros con un cuchillo y un hacha.
Según afirmaron las autoridades estatales, el menor habría gritado “Alá es grande” antes de cometer el ataque.
El autor de este ataque y era un solicitante de asilo. ISIS se ha atribuído el ataque a través de un comunicado en su agencia
de noticias, AMAQ, en el que aseguraban que el asalto a Wurzburgo había sido la acción de uno de sus “soldados”, a
quien ha identificado como Muhammad Riayad.
La operación “se ejecutó como respuesta a la llamada de atacar a las naciones que combaten al EI”.
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14 de julio de 2016
En plena celebración del 14 de julio, fiesta nacional de Francia, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un tunecino de 31 años, mató a 84 personas atropellándolas con un camión en el paseo de los Ingleses de Niza, donde 30.000 personas presenciaban un espectáculo de fuegos artificiales. La investigación del fiscal de París concluyó que Lahouaiej, un delincuente común no fichado por vínculos con el radicalismo islamista, contó la ayuda de varios cómplices y preparó el ataque con meses de antelación.
Sin embargo, el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) han asumido la autoría del atentado, a través de un comunicado difundido por la agencia AMAQ, próxima a los extremistas islamistas. En el texto señalan que el autor de la masacre "es un soldado del ISIS".
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26 de julio de 2016
La pequeña localidad normanda de 27.000 habitantes, se vió alterada cuando dos terroristas irrumpieron en el interior de la iglesia, y obligaron al sacerdote Jacques Hamel, de 86 años de edad, a arrodillarse mientras era degollado ante una cámara (método similar al de los verdugos del Estado Islámico).
Uno de los asaltantes de la iglesia, identificado como Adel Kermiche (de origen argelino), de solo 19 años, habia sido condenado en el 2015 tras intentar, en dos ocasiones, viajar a Siria para unirse a las filas del autodenominado Estado Islámico (EI). Sin embargo, fue puesto en libertad, con asignación a domicilio y controlado con un brazalete electrónico, el pasado mes de marzo. Su cómplice, era un joven de 17 años, cuya familia es conocida de la policía porque su hermano viajó a Siria a unirse con el Estado Islámico.
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