En el nuevo milenio, el terrorismo transnacional plantea complejos desafíos a la seguridad de las naciones de Asia-Pacífico.

Gracias a una cooperación sin precedentes entre las naciones, después de los incidentes del 11 de septiembre de 2001 en EEUU, ha sido posible destruir el mando y control de la estructura de los grupos terroristas transnacionales junto con sus bases, campos de entrenamiento y otras redes logísticas en muchos países. A pesar de ello, la respuesta al terrorismo en Asia-Pacífico todavía se estructura a través de

medios bilaterales o subregionales: los países de la región perciben la amenaza terrorista de formas totalmente distintas y su reacción ante la amenaza terrorista refleja además las limitaciones locales y las inhibiciones políticas de los respectivos gobiernos. La región sigue sin tener una cooperación antiterrorista constante.

El congreso de la Asociación de Asia del Sur para la Cooperación Regional (SAARC) para acabar con el terrorismo es uno de los primeros marcos de cooperación regionales en abordar las amenazas del terrorismo (...) Por desgracia, este aspecto ha sido el origen de la mayor parte de tensiones