Los roma, entre pobreza y esperanza

27 de abril de 2015 - 11:00

Niños que no van a la escuela, familias que viven en casas en ruinas, sin agua ni electricidad y con tres euros al día: el cotidiano de miles de romaníes. Suiza participa en su integración en Rumanía, en el ámbito de su contribución para favorecer a los nuevos miembros de la Unión Europea. Reportaje.

 

En la pequeña escuela de Gradinari, a 200 km al oeste de Bucarest, los niños más vulnerables asisten a cursos especiales, también por la tarde. Un hecho raro en los poblados de Rumanía. Dentro de estas paredes, coloreadas y algo deterioradas, pasan algunas horas en compañía: juegan, siguen cursos de repaso de lo aprendido por la mañana en la escuela. Además, reciben consejos para ganar más confianza en sí mismos y una comida caliente, tal vez la única del día.

Aún ocurre en las zonas rurales de Rumanía que los niños romaníes, víctimas de una pobreza desoladora para un país de la UE, cuiden de sus hermanos menores o a trabajen en los campos, mientras las escuelas locales están desiertas. Según datos de UNICEF de 2013, el 12,2% de los niños en Rumanía no recibe instrucción primaria, el doble con respecto a las cifras de 2009. Los más afectados: los chicos, y sobre todo, las niñas de la etnia romaní.

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“Al inicio fue difícil hacer comprender a las familias romaníes la importancia de la educación”, explica la maestra. “La mayoría de los progenitores no terminaron la escuela y solo el 10% puede ayudar a sus hijos a hacer los deberes”. El cambio ha ocurrido, probablemente, por la llegada de Mihai Iona a la alcaldía, uno de los pocos presidentes municipales de origen romaní. “En Gradinari no hay problemas étnicos”, afirma con orgullo. Pero la integración no está al orden del día: de los 211 niños inscritos en la escuela, 188 son roma. Las familias que pueden permitírselo mandan a sus hijos a Dragasani, la ciudad más cercana, donde hay algunos ordenadores en la escuela, y tal vez menos niños roma, insinúan algunos.

La segregación de los niños roma en la escuela subsiste en Rumanía, pese a que está prohibida oficialmente por el Estado. Los jóvenes, pero no solamente ellos, sufren discriminación y una falta de modelos positivos con los que puedan compararse. Es decir, aquellos romaníes que han logrado integrarse socialmente, desde médicos a abogados, raramente quieren destacar su origen.

Reto y oportunidad para Rumanía


La integración de los roma no es un asunto colateral, sino una oportunidad social y económica para el futuro de Rumanía, confrontada con una población que envejece. Según estimaciones del Banco Mundial, garantizar las mismas oportunidades profesionales a este grupo puede generar entre 887 millones y 2 900 millones de euros de beneficios anuales a la economía nacional. El gobierno rumano parece querer comprometerse en este sentido. A inicios de enero adoptó una estrategia para la inserción de los roma de aquí a 2020, con una inyección de 100 millones de euros. Resta ver cómo será utilizado ese dinero en un país en las garras de la corrupción.


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